Hace poco más de dos años, dejé un trabajo en el gobierno donde ganaba cerca de 90.000 dólares al año para iniciar mi propio negocio.
En ese momento pensé: “Claro, tendré que aprender algunas cosas nuevas, pero dame un año y fácilmente podré volver a ganar eso”.
¡Vaya! ¡Me equivoqué!
No tenía idea de cuán grande sería la curva de aprendizaje, no solo en habilidades sino también en mentalidad.
No estoy solo
Casi todos los nuevos empresarios que conozco que provienen del mundo corporativo han pasado o están pasando por algo similar.
¡Según el efecto Dunning-Kruger esto es normal!
El efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo que dice que las personas con baja capacidad en una tarea que les apasiona tienden a sobreestimar su competencia.
Para aquellos que no tienen experiencia previa como emprendedores a tiempo completo, esto suele suceder así:
Empiezas tu negocio con mucha confianza y poca competencia, pensando:
“¿Qué tan difícil puede ser?”
Poco después, te das cuenta de que “¡Dios mío, Batman! ¡Esto es jodidamente difícil! ¡No sé qué diablos estoy haciendo!” (quizás no lo digas con esas palabras exactas, pero entiendes la idea) y tu confianza cae a un nuevo mínimo.
En este punto, muchos emprendedores se dan por vencidos y regresan a un trabajo de tiempo completo bastante aburrido y se preguntan en silencio qué habría pasado si hubieran continuado con él.
¡Pero ese no soy yo, y ese tampoco eres tú!
En lugar de eso, sigues avanzando, atravesando el barro, la frustración, las dudas, los fracasos y los reveses hasta que, poco a poco, las cosas empiezan a encajar...
Las cosas empiezan a funcionar…
Empiezas a sentirte bienvenido por la gente…
La gente empieza a venir hacia ti…
Ganas dinero de verdad…
Y he aquí que una vez más sientes...
¡SEGURO!
Has salido del Valle de la Desesperación y ahora estás en la Pendiente de la Iluminación y te diriges hacia un nuevo Nirvana empresarial, también conocido como la Meseta de la Sostenibilidad (suena el canto de los ángeles).
Después de dos años de emprendimiento a tiempo completo (y muchos reinicios), siento que finalmente he llegado a esta pendiente.
Tengo claro qué ofrezco, a quién y cómo invito a las personas a trabajar conmigo de una manera que se alinee con quién soy.
Las cosas se sienten más fáciles…
Pero para llegar a este punto, tuve que atravesar el Valle de la Desesperación y, como canta Rodney Atkins en su famosa canción: “Si estás pasando por el infierno, sigue adelante”.
Y la manera de lograrlo, como la tortuga en la carrera con la liebre, es ser consistente, ser persistente y mantener la vista en el premio.
¡Lo puedes lograr!
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