En el tapiz de la feminidad existen cuatro arquetipos que reflejan las distintas fases de la vida de una mujer. Estos arquetipos (Doncella, Madre, Reina y Anciana) nos guían a través de diferentes etapas de nuestra vida, y cada uno de ellos nos ofrece su propia sabiduría y lecciones.
Muchos de nosotros, entre los 40 y los 60 años, nos encontramos en lo que la sociedad llama una crisis de la mediana edad. El caos y una sensación de insoportabilidad pueden ser nuestros compañeros constantes. Comprender que tal vez simplemente estés encarnando el arquetipo de la Reina en esta etapa de tu vida puede ayudarte mucho a comprenderte mejor a ti mismo. Cuando me enteré de esto, respiré aliviada. ¡No me estaba volviendo loca después de todo!
Vamos a sumergirnos un poco más en estos arquetipos.
El arquetipo de la Doncella , que a menudo vemos como una jovencita de veintipocos años, encarna la autonomía y un encanto magnético. Se pertenece únicamente a sí misma, libre de la necesidad de rendir cuentas a nadie. Con un corazón abierto y positividad, la Doncella atrae nuevas oportunidades a su vida. Está dispuesta a dar saltos de fe, a sentarse en el modo de recepción, a aceptar todo lo que la vida le ofrece.
El arquetipo de la Madre es la gran cuidadora. No necesita tener hijos biológicos para estar en esa fase maternal de su vida. Aporta una energía maternal al mundo, ofreciendo cuidado y compasión a todas las personas de su vida. Da vida a los niños, nuevas ideas, proyectos y relaciones. La Madre encarna el autosacrificio, centrándose en un propósito significativo para su familia y su comunidad. Se sienta a ofrecerse, a darse a los demás y al mundo.
En esta etapa de nuestras vidas, cuando encarnamos el arquetipo de la Madre, podemos sentir que tenemos tantos compromisos con los demás que sentimos que nos perdemos a nosotros mismos. Algunas personas abandonan este arquetipo cuando sus hijos abandonan el nido, pero muchas permanecen allí durante el resto de sus vidas.
El arquetipo de la Reina es muy sensible e intuitivo, siente la necesidad de soledad para explorar su mundo interior. Puede experimentar irritabilidad y cuestionar los conceptos de su vida y sus creencias. Se siente infeliz e insatisfecha con algunas áreas de su vida y anhela algo más. En esta fase, puede comenzar a cuestionarlo todo: sus relaciones, su carrera, sus creencias, su propósito. El enfoque de la Reina se desplaza hacia su camino espiritual y el viaje del alma, derribando mitos sociales. Comienza a buscar su propio poder interior y desafía el status quo. Anhela regresar a su yo auténtico, sentarse en el espacio del despertar. ¡No es una crisis sino más bien un despertar!
El arquetipo de la Anciana Sabia es una observadora abierta a los mensajes de su alma. Encarna una sabiduría profunda y ya no siente la necesidad de lograr nada, lo que le otorga una sensación de libertad. Su intuición e introspección la llevan a una profunda conciencia de su propio ser. La Anciana Sabia se encuentra en el reino del conocimiento.
Estos cuatro arquetipos femeninos (doncella, madre, reina y anciana) nos guían a través de las distintas etapas de la feminidad y nos ofrecen perspectivas y fortalezas exclusivas de cada fase. Aceptar los dones y los desafíos de la etapa en la que te encuentres en el camino te llevará a una comprensión más profunda de ti misma.
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